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Algo que siempre se recordará de aquel hombre justo y luchador, será aquello de lo que posiblemento enfermó entre las paredes de una celda. Aún viviendo en condiciones desfavorables para su humanidad, continuó escribiendo sus hermosas poesías, y continuó combatiendo los peores actos humanos.
No era de aquellos que se consideraban perfectos, pero sí de aquellos que buscaban la perfección a sabiendas que jamás la alcanzaría.
Ciro Alegría era un hombre constante, pero sobretodo positivo; siempre había una salida, una luz; era aquella esperanza de saber que en los momentos más oscuros siempre existirá una pequeña luz tan brillante, que nos llevaría a descubrir los parámetros más desconocidos del mundo, la realización.
Alegría experimenta el sufrimiento entre muchas perspectivas, el saber que no era libre, el saber que estaba enfermo; pero ni si quiera ello fue el obstáculo que acabaría con sus ideas, con su sueño.